Una Promesa Cumplida

Serie: Pentecostés

Por: Pastor Romeo Taracena

En la fiesta de Pentecostés, el pueblo de Dios presentaba lo mejor de sus cosechas como ofrenda. Hoy, recordamos que con la venida del Espíritu Santo también nació la iglesia. Fue un momento de entrega total y de cumplimiento de una promesa divina.

✨ El Espíritu está con nosotros

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” SAN JUAN 14:16-17 RVR1960 Leer pasaje completo

El Espíritu Santo es nuestro apoyo continuo. No es una presencia lejana, es una realidad presente. Es quien nos consuela, guía y recuerda todo lo que Jesús nos enseñó.

“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.” — Juan 14:26 (NVI) Leer pasaje completo

Jesús está a la diestra del Padre, el Padre está en su trono… y el Espíritu Santo está con nosotros.

“Pero les digo la verdad: les conviene que me vaya, porque si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio.” — Juan 16:7-8 (NVI) Leer pasaje completo

✨ Dos consejos prácticos

1. Sé sensible al Espíritu Santo

Conéctate con Él. El Espíritu Santo es una realidad eterna, estaba desde antes de la creación y hoy sigue siendo Dios con nosotros.

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” — Juan 14:16-17 (RVR1960) Leer pasaje completo

Preguntémonos:

• ¿Estamos siendo sensibles a su voz?
• ¿Estamos sintonizados con Dios?
• ¿Recordamos que nunca estamos solos, incluso en momentos de incertidumbre?

Cuando somos sensibles al Espíritu Santo, encontramos compañía, consuelo, fortaleza y dirección. Podemos orar, pedir, clamar… y sentirnos acompañados incluso en la soledad.

2. Déjate ayudar por el Espíritu Santo

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” — Romanos 8:26 (RVR1960) Leer pasaje completo

Él está con nosotros para fortalecernos, guiarnos y darnos sabiduría. No tienes que caminar solo por la vida.

Pregúntate:

• ¿Te cuesta recibir ayuda?
• ¿Llevas tus cargas a Dios en oración?
• ¿Buscas su consejo antes de tomar decisiones?
• ¿Le das un espacio en tu agenda diaria?

Cuando decimos que somos pentecostales, no solo hablamos de experiencias espirituales extraordinarias. Hablamos de una vida diaria guiada por el Espíritu: en el trabajo, en el liderazgo, en la familia, con nuestros hijos.

¿Está el Espíritu Santo activo en tu vida?

Si abrimos nuestro corazón a su guía, seguramente seremos mejores padres, madres, hijos, esposos y líderes. El Espíritu Santo no es una opción adicional… es nuestro compañero fiel, el cumplimiento de una promesa divina.