
Por: Pastor Romeo Taracena
El 31 de diciembre del año 2019, la fecha oficial en que se anunció este nuevo virus Covid-19. Allí empezó a sentirse el temor y la incertidumbre. Los países empezaron a tomar medidas. Uno tras otro, empezaron el confinamiento. Las personas empezamos a sentir en carne propia el efecto de la pandemia. Seres amados empezaron a enfermarse y a morir; hospitales empezaron a colapsar y la economía a tambalear, en este viaje que aún no termina.
A usted que le ha tocado perder a un ser amado; a usted que ha tenido que llorar por el fallecimiento de padre, una madre, un hermano, un hijo o un cónyuge; Dios ha estado con usted en su dolor. Él es el Dios de toda consolación. Cobre ánimo porque hay esperanza. Aunque ahora mismo no entendamos los planes de Dios y tengamos dudas, un día Dios nos dará las respuestas a las incógnitas que se presentan en este viaje.
Y es que todos nosotros vamos en un viaje. El viaje de una enfermedad, el viaje de un emprendimiento, el viaje de una situación de familia, el viaje de un matrimonio, el viaje de la crianza de un hijo, el viaje de la vida misma. Y hay un salmo de esperanza que nos da consuelo y ánimo en el viaje, es el salmo 121, que dice:
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada, Desde ahora y para siempre.”
Salmo 121
Nuestro Dios todopoderoso es nuestra esperanza en medio de este viaje. Y este salmo es parte de una serie de 15 salmos, que son llamados Los Salmos de los Viajeros; se cantaba cuando se viajaba a Jerusalén durante las fiestas judías. Los judíos emprendían un viaje hacia Jerusalén que duraba cierto tiempo, dependiendo de su localidad. Y durante el viaje, cantaban este salmo. ¡Qué figura más maravillosa! Porque usted y yo estamos viajando hacia la nueva Jerusalén; usted y yo estamos caminando en medio de esta soledad, en medio de esta situación, hacia un hacia un lugar donde el Señor nos está esperando.
Los judíos sabían que cada viaje traía situaciones inesperadas; cada viaje traía desafíos para los viajeros; cada viaje traía retos que los viajeros tenían que asumir y por eso ellos cantaban durante su viaje: “Alzaré mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro?” Ellos sabían que en el viaje necesitarían auxilio y socorro. Porque el que viajaba necesitaba provisión; quizás usted en este viaje necesita provisión y debe levantar su mirada y decir: “señor tú eres mi socorro, yo necesito tu provisión”. Le aseguro que Dios proveerá abundantemente porque su ayuda viene de él.
En el viaje, se necesita protección. Ahora mismo, con el desarrollo del virus COVID-19, necesitamos protección; y aunque hay una parte que a nosotros nos corresponde hacer y que es nuestra responsabilidad como el uso de la mascarilla, lavado de manos y distanciamiento; todavía dependemos de Dios que es quien nos guarda. ¿No es cierto que Dios nos ha protegido a muchos de manera sobrenatural? Conozco familias que se han infectado y han logrado superarlo con la ayuda de Dios. Conozco también esposas, que cuando toda su familia se ha infectado, ellas han tomado fe en Dios y no han caído. ¿Cómo se ha sentido usted en este tiempo? ¿Se ha sentido protegido?
En el viaje, también había ladrones que estaban listos para robarle a los viajeros. Le pregunto, ¿ha encontrado ladrones en su viaje? No estoy hablando necesariamente de ladrones físicos, aunque quizá ha habido aquellos han querido robar cosas materiales. Pero ¿no es cierto que el ladrón nos ha querido robar nuestra paz? Hemos tenido disgustos en la familia, hemos tenido complicaciones en el trabajo; quizás a usted lo han despedido y está sin paz; o le han robado la fuente de provisión para su casa; quizá usted en este caminar ha tenido que experimentar el robo de un ladrón que ha querido robarle lo que es suyo. Yo le digo, ¡ánimo! Ante sus ojos, el Señor que le protege y le retribuirá todo aquello que usted ha perdido.
Los viajeros también podían encontrarse con fieras salvajes que podían acorralar y atacar a la caravana. Y quizás usted y yo en este tiempo nos hemos sentido acorralados; hemos sentido que salir a la calle es literalmente salir a jugarnos la vida; quizás nos hemos sentido que salir a trabajar es una necesidad de vida o muerte. Podemos sentir que afuera hay una fiera esperándonos; una bestia salvaje queriendo robar la paz y hasta su vida misma. Déjeme decirle que Dios está con usted y está con nosotros. No estamos solos.
Hágase usted mismo la pregunta retórica en medio de cualquier situación, y diga: ¿de dónde vendrá mi ayuda? ¿de dónde vendrá ahora mi trabajo? ¿de dónde vendrá mi estudio? ¿de dónde vendrá el recurso que necesito? ¿de dónde vendrá la paz que necesito? Y respóndase usted mismo: ¡De Jehová! De mi Dios que hizo los cielos y la tierra.
En cada una de las estrofas del salmo 121 aparece la palabra guardar. Pero hay una frase preciosa e importante que el salmista afirma, y es: “ni se dormirá el que te guarda.” ¿Qué pasa cuando nos dormimos? Nos desconectamos del mundo y de sus afanes; pero también nos exponemos a cualquier daño. Cuando nosotros dormimos nos hacemos vulnerables y presas aún de nosotros mismos. Como le sucedió a mi amigo; él siempre tenía una palabra de ánimo, y una sonrisa, era músico. Estaba casado y sus hijos ya estaban grandes. Una noche, él se acostó, abrazó a su esposa y durmió. En la madrugada, su esposa sintió que su esposo estaba demasiado frío. Entonces intentó taparlo y moverlo un poco, pero él estaba inmóvil; para nuestra triste sorpresa, mi amigo había muerto mientras dormía.
En realidad, fue una muerte bonita porque él, que era un buen creyente y servidor del señor, murió durmiendo. Usted y yo nos podemos dormir hoy y no sabemos si despertaremos mañana. Podemos dormir y no sabemos qué sucede mientras dormimos; nos podemos desconectar y divagar; incluso podemos perder la fe y la esperanza. Pero la Escritura sagrada nos dice que Dios no se dormirá. El que nos guarda no se adormecerá; nuestro buen Dios, soberano, todopoderoso nos cuida. Aún cuando usted duerme, los ojos de Jehová están sobre usted, cuidándolo, cubriéndolo, guardándolo.
¿Recuerda cuando usted nació? No, porque no tenía memoria aún, pero Dios lo cuidó y le proveyó. Igualmente, durante su niñez y su adolescencia, él estuvo con usted; quizás en medio de su época de rebeldía, allí estuvo Dios con usted. Durante sus años de estudio, también ha estado con usted. Si ya se casó y vinieron sus hijos, Dios ha estado con usted y no lo ha dejado. Dios nunca le ha dejado en sus fracasos, en sus éxitos, Dios ha estado con usted. ¿Qué nos haría dudar de que Dios no está con nosotros? Ahora mismo, Dios no está con nosotros. Él es nuestro guardador, Él nos protege. Dios está con usted donde usted se encuentra, nunca lo ha dejado y nunca lo dejará.
Dice Proverbios 3:24-26:
“Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos.
Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa.”
Y en el primer libro de Samuel 2:29 la Escritura dice:
“El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.”
Y el Salmo 127:1
“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.”
¿Se da cuenta cómo Dios está en control de todas las cosas? ¿Se da cuenta cómo Dios nos cuida? ¡Es algo más maravilloso! Sin importar su situación actual, incluso si es el reto más grande que le está tocando vivir, le recuerdo que no está solo. Permita que Dios haga los milagros que debe hacer; permita que Dios haga cosas grandes y sobrenaturales en su vida, porque él será su guardador en este viaje.
El salmista continúa diciendo en el versículo 6: “El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.” El sol puede simbolizar las abrazadoras pruebas; y la noche, puede simbolizar la oscuridad e incertidumbre que aún con la luna no alcanza a alumbrar todo el camino por donde debemos transitar. En algún momento, todos nosotros somos impactados por el desánimo. Por eso la Biblia es maravillosa, porque no nos presenta superhéroes que nunca fallaron ni se desanimaron; tampoco nos presenta hombres perfectos que nunca le fallaron a Dios. ¡No! La Biblia sí nos presenta seres humanos íntegros, pero con fallas.
Al igual que los hombres y mujeres de la Biblia, usted y yo en algún momento quizás nos hemos sentido desanimados; quizás nos hemos deprimido; quizás hemos sentido temor; quizás nos hemos desanimado; pero permítame decirle que es normal que usted se desanime, y que es normal que en algún momento el sol lo fatigue de día y la luna lo fatigue de noche. Las pruebas y la incertidumbre vendrán; el temor llegará y la escasez puede venir también; pero recordemos lo que dice el salmista en Salmo 43:5
“¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
El salmista se identifica con usted y se identifica conmigo; él se pregunta ¿por qué estoy desanimado? ¿porque está tan triste mi corazón? Pero inmediato se responde a sí mismo: pondré mi esperanza en Dios, nuevamente lo alabaré. Mi salvador y mi Dios. Es que todos batallamos con el desánimo, todos batallamos con la depresión, todos batallamos con el temor, pero note usted lo que el salmista dice: pondré mi esperanza en Dios.
Es posible que usted esté desalentado porque le han quedado mal; quizá usted está deprimido porque nada le sale bien; quizás está desanimado porque el gobierno no está manejando bien las cosas; quizá usted está desesperanzado porque los científicos aún no encuentran la vacuna; pero el Salmo 43:5 dice pondré mi esperanza en Dios, no en el gobierno. Pondré mi esperanza en Dios, no en los científicos. Pondré mi esperanza en Dios, no en la gente; pues él es mi salvador y él es mi Dios.
Luego, el salmo 121 continúa en el versículo 7 y 8 diciendo: Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.” El salmista sigue recordándonos que él es nuestro guardador. Génesis 28:15 también dice:
“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.”
Hay esperanza, Dios sigue guardándonos. Sé en mi corazón que, si usted está leyendo esta palabra, es porque Dios les está dando ánimo y esperanza. Recuerde que Dios es nuestro guardador, Dios no nos va a dejar, Dios nos va a sacar adelante. Vamos a contar las maravillas de Dios porque estamos confiando que Él hará lo que tenga que hacer para mostrar su poder.
El Salmo 32:7 dice: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.” Este es un tiempo para alabar a Dios; este es un tiempo para cantarle a Dios; este es un tiempo para aferrarnos a sus promesas. El Salmo 41:2 dice:
“El SEÑOR lo protegerá y lo mantendrá con vida, y será bienaventurado sobre la tierra; y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.”
Yo quiero terminar repitiendo el primer versículo de este Salmo de esperanza,
“¡Alzaré mis ojos a los montes! ¿De donde vendrá y socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.”
Reciba ánimo de parte de Dios; confiemos en él. Lo animo a que encuentre un tiempo a solas; quizás cuando todos en casa se hayan dormido o cuando no se hayan levantado aún, y dígale al Señor que usted sabe que su socorro viene solamente de él.
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